Crónicas Geopolíticas

Instalaciones

Crónicas geopolíticas

 

Damocles - Botijos

 

Aquí de nuevo

 

Aquí de nuevo - feretros

 

Crónicas geopolíticas

El trabajo de Cuco Suárez (Pola de Laviana, Asturias, 1961) ha estado desde el principio vinculado a la experiencia traumática del cuerpo. En una de sus primeras exposiciones individuales (Cuco Suárez/Inútil, 1998) ya planteaba explícitamente un discurso sobre el dolor o la enfermedad, sea física o mental, sirviéndose -para hablar del propio cuerpo- de ese concepto con el que los militares desechaban a los reclutas no aptos para el servicio. "Inútil" es, sin embargo, un concepto muy despectivo para referirse a una persona, pues parece querer decir que "no sirve para nada". No obstante, esta cualidad es la primera que él adopta como rasgo de identidad, pues es precisamente también la cualidad que el propio artista comparte con la obra de arte. Pues tampoco ésta sirve para nada. Para Cuco Suárez la corporalidad, el dolor, la enfermedad y, en último término, el sujeto y la propia identidad resultan algo socialmente construido, que es necesario interrogar y para ello el arte se convierte en su instrumento de habajo.

Pero el arte al que se remite no es en absoluto un arte fetichizado, fijado románticamente en el liempo, en formas esclerotizadas tales como la pintura o la escultura. Por el contrario, Cuco Suárez se sirve activamente de las tecnologías, para construir con ellas sus reflexiones acerca del cuerpo y su disposición. Gusta sin embargo de mezclar las últimas tecnologías cibernéticas, con elementos tradicionales del entorno rvral. Por eso, en su gran exposición individual para la Fundación Telefónica de Madrid, Misterio y evolución, 2002, se presentaba la estabulación, la cría y la mejora del ganado como un avance cibernélico y genético, capaz de mejorar biopolíticamente las especies, según un modelo griego ideal (el Discóbolo de Mirón). Un proyecto semejante fue el que desarrolló en 2004, en la Sala Montcada de Barcelona, dependiente de la Fundación La Caixa, donde presentó la instalación Miedo total, destinada a invesrigar la construcción social de la locura y de la experiencia del pánico individual, a través de la entrevista a enfermos, psiquiairas y farmacéuticos.

Estas líneas de investigación se han mantenido igualmente a través de sus distintas performances, en las que la reflexión acerca del cuerpo y de su construcción social se ha ido desplazando cada vez más hacia una interrogación acerca de la construcción política de la misma.

Este es exactamente el punto en el que se encuentra la actual exposición de Cuco Suárez para el Museo de Bellas Artes de Asturias, titulada Crónicas geopolíticos. En ella, a través de tres diferentes instalaciones, el artista vuelve a interrogarse sobre el uso y la instrumentalización del cuerpo humano, y sobre la responsabilidad política en la gestión del mismo.

La primera de las tres instalaciones se titula Damocles, y consiste en una serie de botijos, alineados sobre el suelo, algunos de los cuales han sido destruidos. Un grabado en el que se representa un botijo ocupa una de los testeros. La instalación sugiere de inmediato no solo la fragilidad, sino también lo azaroso del destino que a cada uno nos ha tocado en suerte. Pues, al parecer, a unos les toca la china y a dros no. El artista afirma que la pieza remite a la inseguridad y precariedad a la que estamos arrojados en la vida moderna: despidos, paro, desahucios, falta de expectativas, crisis económicas, migraciones, etc. Pero lo cierto es que, lo que los individuos viven como una manifestación del azar, de su infortunio o de su mala estrella es para el sistema que lo controla el producto de un cálculo predeterminado.

Lo mismo sucede en la segunda instalación, titulada Aquí de nuevo, en la que se presenta un contenedor milita, cuyo macabro contenido son los féretros, en los que se transportan, de vuelta a su país de origen, los cuerpos de los soldados muertos en acto de servicio, en tierra extranjera. La pieza puede aludir tanto a los soldados norteamericanos retornados muertos de la Guerra de Vietnam, como a los soldados españoles de la Guerra de Irak. El vídeo que, junto a esta instalación se proyecta, titulado Oriente Medio, en el que unas manos juegan con unas fichas de dominó, algunas de las cuales se dan vuelta inopinadamente, quiere sugerir también la idea de que toda esta estrategia geopolítica, aparentemente referida a Oriente Medio, fuese puramente azarosa. Parece entonces que aquí la muerte se presentase como una mera lotería, aunque desde luego hay alguien que, desde arriba, parece también manejar estos hilos.

Tal vez por eso la tercera instalación de esta exposición, la titulada Muro, pueda arrojar algo más de luz sobre el sentido de las otras dos. Presenta la imagen de un muro tradicional de piedra de mampostería, utilizado como pantalla de proyección para tres tipos de programas informáticos diferentes: por un lado, el espectador podrá encontrarse allí con algunos programas de juegos de ordenador; podrá encontarse en segundo lugar con una popular hoja de cálculo y, por último, con un programa constructivo de arquiteclura. El juego, el cálculo y el trabajo aparecen así representados sobre el muro, con una peculiaridad. Aparentemente el espectador puede jugar, calcular o construir con ellos. Sin embargo, los agujeros negros sobre el muro terminan haciendo imposible un control total sobre el programa, y frustrando las ilusiones lúdicas o constructivas del espectador. Con esta pieza el arista sugiere un discurso sobre la imposibilidad que tiene el ser humano de entenderse.

En último término toda la exposición juega con la idea del azar y la necesidad. Aparentemente lodo es azaroso: los botijos destruidos, los soldados muertos, las fichas de dominó volcadas... Pero en todos los casos aparece sin embargo también la idea de control, de dominio, de programa.

Aunque Cuco Suárez desespera, en su última instalación, de la posibilidad de entendimiento entre los hombres, hay sin embargo un sujeto verdadero que parece controlar, todos nuestros intereses geoestratégicos, políticos y globales, pero también nuestros miedos y nuestras ansiedades individuales (la inseguridad ante el futuro, la frustración, el miedo a quedarse sin casa y sin trabajo...). No se trata sin embargo de Dios, ni tampoco de vieja lucha de clases. Se trata más bien de los interesea geoestratégicos de las multinacionales que operan, tanto en la Guerra de Irak, como en la situación general de Oriete Medio, como en lo relativo a la crisis económica, a los desahucios, al paro o a la falta de expectativas de futuro de los particulares, como verdaderos sujetos de la historia.

Miguel Cereceda

DAMOCLES

Instalación Interactiva. Arquetipos tradicionales ( botijos), junto pieza mecánica ,electrónica y digital.

Remite a la incapacidad de PERMANENCIA. Precariedad e inseguridad y robo de status y privilegios en todas las circunstancias que afectan al ser humano. Vida, esperanza y miedo. Despidos, paro, desahucios, guerras, diásporas, precariedad, falta de expectativas de futuro remitiendo al ser humano ante esta "rifa negra", a un inestabilidad donde según los psiquiatras el índice de "strés emocional", producido por esta conspiranoia, está llegando a unos índices de máxima alerta.

AQUÍ DE NUEVO

Instalación ,escultura. Contenedor con ataúdes de Guerra

Todas la guerras poscolonialistas se hacen en nombre de Dios y de la paz. ¿Dónde están los muertos cuando un país agrede a otro?

MURO

Instalación interactiva . Muro tradicional de mampostería a modo de pantalla para proyecciones por ordenador.

Esa imposibilidad que tiene el ser humano de no llegar a entenderse.